lunes, 9 de junio de 2008

Corte superior de Justicia


Bajo el aguacero gris de un Mayo plateado.

Tempestad de los Cielos sanguinarios.

Tu alma solloza en silencio fuerte para sentirte viva aun.

Pero ya nadie te escucha.

Aunque ciega, te obligan a ver un circo de bestias.

Corruptos, sucios, desfilan por tus venas calcinas.

Como veneno deforman tu esencia.

Quebrantan los cánones de la decencia.

Recuerda que armada estas.

Y una espada contigo traes.

Que rueden las cabezas.

Y que la sangre te expíe.

 
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